Andar con sabiduría, sentirse un ignorante y ocultar tras un bigote alientos de nobleza.
Nos agasaja con canciones dedicadas a esa insolidaria joven llamada libertad.
El sentido común convencido, cantado a los que no quieren escuchar, viajar donde no quieren viajar
aprendiendo la lección que los libros no enseñan o la vida no te deja llegar.
Sí, le conozco y el hace engrandecer la sencillez en la gente hasta hacerla inmensa.
Esa inmensidad se hace escuchar por los que no quieren escuchar, se hacer respetar a los que
ridiculizan la verdad, y si no nos respetan los manda a la mierda, y ese «a la mierda» suena como látigo
en jaula acallando trajes vacíos.
Lo veo, lo ven filosofando con vocación, sin selección, por despecho, con la nobleza por norma.
Sé que tienes una mochila y que en ella guardas cariño, afecto y todo un país.
Te he visto capaz de convertir esculturas de arena política en figuras solemnes griegas.
Pero el paso del tiempo tristemente enjuicia y te hace refugiarte en una soledad como sólo hace sentir
la enfermedad, y esa enfermedad llama a la entrañable muerte y esta te besa.
Te besa llorando, sabedora de sentirte inmortal, sabedora de que ya no le cantarás.
Miro al cielo y veo reflejado sobre una Zaragoza triste…lágrimas de despedida por
un hasta siempre.
D.E.P